Cuando entramos en nuestra habitación estaban Diana y Teresa recién levantadas.
-Hola-saludó Teresa.-¿Que tal la acampada?
-¡Ainoaaaaaa!-chilló Teresa.
Puse cara de dolor mientras me ponía la mano en la frente. ¡Que horror! Me quité las gafas de sol. Intenté sonreir a pesar del horrible dolor de cabeza y del revuelto de tripa.
-¿Que pasa cariño?-la dije mientras la cogía en brazos.
-¿Que tal en paya?-me pregunta.
-Muy bien, nos hemos divertido mucho.
-Nosotas, ayer nos divetimos muchuu.-me cuenta.
-¿A sí?
Asiente con la cabeza.
-Montamos una casa con sábanas, como la que tu has dormido.
-¡Que guay!
-Buenos, veo que os lo habeis pasado genial, traéis muy buenas caras, como recién sacadas del videoclip de Thriller de Michael Jackson.
-Muy graciosa.-dice Cristina.-Yo me voy a duchar a ver si me despejo.
-Date prisa que después voy yo.-digo.
Dejo a Teresa en su cama para que se vista ya que ahora van a ir a desayunar. Mientras se preparan yo me dedico a buscar un Ibuprofeno para la cabeza y la tripa. No encuentro Ibuprofeno pero si Gelocatil, así
que me le tomo con un poco de agua.
Teresa y Diana se despiden y bajan a desayunar. Yo me dedico a ordenar las cosas de la acampada mientras que Cristina se ducha. Cuando termina me ducho yo. Después de intentar arreglarnos un poco la cara de muertas que tenemos bajamos a la piscina con las gafas de sol puestas.
Vemos que Daniel y Javier también están allí, tumbados en unas hamacas. Hay unas cuantas hamacas libres a su lado así que cogemos una para cada una. Ellos también llevan las gafas de sol. Nos damos cuenta por las muecas de sus caras que están dormidos.Cristina y yo nos echamos a reir. Cogemos una vaso de agua cada una y se los echamos en la cara. De repente de despiertan y se levantan de un salto. Nos echamos a reir sonoramente mientras ellos nos miran malhumorados.
-Idiotas-masculla Daniel.
-¿Has visto...el...salto...que han dado?-casi no podemos ni hablar de la risa.
-Sí...
Entonces nos cogen en brazos y corren a la piscina y nos tiran con ropa, gafas de sol y toalla(que nos a dado tiempo a dejar) incluida.
Cuando sacamos la cabeza todo la gente que hay en la piscina nos mira.
-¡¿Estais mal de la cabeza?!-grita Cristina.
Yo me rio. Miro la toalla empapada y la saco de la piscina. Me quito la ropa y las gafas y las dejo en la hamaca. Me tiro a la piscina y voy a por Javier. Cristina sigue gritando a Daniel ya que esos pantalones suyos destiñen o nosequé. Intento hacerle una aguadilla a Javier pero me coge por la cintura y me tira lejos de él. Vuelvo a ir hasta a él para intentar ahogarle otra vez pero me coge por las muñecas, se acerca a mi y me besa. Correspondo su beso de buen agrado y luego consigo librarme las muñecas y le consigo hacer la aguadilla. Voy a huir pero me coje del tobillo y me hunde con él. Le saco la lengua debajo del agua y subo a la superficie. Él sube conmigo y me dedica una de sus sonrisas radiantes. Le vuelvo a besar.
Luego nos salimos del agua y nos tumbamos los dos en una hamaca tras debatir si aguantará el peso de los dos. El se sienta con las piernas abiertas y yo delante de él y me apoyo en su pecho. Nos ponemos las gafas de sol.
-He visto tus ojeras, son peores que las mías.-le digo.
-Mentirosa, ahora que se te a ido el maquillaje he podido comprobar que no.-me dice.
-No se por qué se me habrá ido el maquillaje, yo no pensaba meterme en la piscina.
-Pobre, yo tampoco pensaba acabar mojado.
-Pobre, te has quedado dormido en una hamaca, que poco aguantas la fiesta.
-Habló la que las aguanta peor que yo.
-Já.Ahora solo me duele levemente la cabeza.
-Es lo que tienen los gelocatiles.
-Apuesto a que no te has tomado uno.
-Apuesta ganada, no lo necesito.
-Ya claro, evitaré gritarte.
-Me parece bien.
-Vale, pero no me grites tú tampoco.
-Acepto el trato.
Sonrío.
-Dime...¿cuánto dormiste ayer?-le pregunto.
-Menos de una hora.
-¿No te dormiste en el tren?
-No, pero vi como dormías tú.
-¿Interesante?
-No me interesó hasta que susurraste mi nombre.
Se me tensaron todos los músculos.
-¿A...sí?
-Sí.
-Casi siempre hablo en sueños.
-¿Y es bueno que hayas dicho mi nombre?
Sonrío relajada.
-Sí, claro que sí.
Me besa en la cabeza.
-Te quiero.-me susurra.
Vuelvo a sonreir.
Seguimos así tumbados en silencio. Oigo su corazón. Con ese ritmo lento y relajado, pero constante me sumo en un sueño.
Me despierto y estoy en una habitación parecida a la que estoy en el hotel solo que más grande. Hay una cama de matrimonio en medio y yo estoy en ella. Oigo sonidos en el baño y entonces aparece Javier.
-Ey!Hola.-le saludo con una gran sonrisa.
Me mira serio. Sus ojos son como un gran vacio. Me estremezco.
-Javier...-empiezo a decirle.
Él empieza a andar hacia el balcón que ahora está abierto. De pronto todo cambia. Antes mis ojos es todo piedra y arena y una gran brecha se abre donde antes estaba el balcón. Javier avanza hacia ella. Grito su nombre desesperada. Corro hacia el pero no avanzo. Luego todo vuelve a cambiar y ante mi hay una acantilado. Javier avanza hacia él. Vuelvo a intentar detenerle, pero mis esfuerzos son nulos. El paisaje vuelve a cambiar. Estamos en la cima de una volcán. Javier avanza hacia el cráter. Sigo gritando e intentando correr. Todo vuelve a cambiar y ante mi me encuentro mi cara. Javier avanza hacia ella. Suspiro de alivio, pero entonces mi cara se deforma y se convierte en la boca de una enorme serpiente con unos colmillos rebosantes de veneno y una enorme lengua bífida. Mi cara refleja horror y vuelvo a intentar detenerle hasta que todo vuelve a cambiar. Todo está negro. Javier está enfrente de mi, me sonríe. Yo le sonrío pero me mantengo cautelosa. Intento avanzar hacia el pero cuanto más intento avanzar más alejado está él. Entonces desaparece en ese abismo negro. Mi garganta suelta un grito desgarrados.
Entonces abro los ojos. Mi respiración es agitada y las sabanas de mi cama están mojadas de sudor. ¿Sabanas?¿Cama?¿Qué hago en mi habitación? Me froto los ojos. Me encuentro con la mirada de Javier. Parece...preocupado.
-¿Estas bien?-me pregunta.
Mis ojos se llenan de lágrimas.
-Has gritado. Estaba asustado. Has empezado a gritar mi nombre desesperada y más cosas como "No, por favor", "No me dejes" y volvías a gritar mi nombre una y otra vez.
Las lágrimas amontonadas en mis ojos caen. Entierro la cabeza en su hombro.
-Tú...desaparecías...yo...-intenté calmarme para completar una frase al menos.-Por favor, prométeme que nos me vas a dejar, por favor.
-No te voy a dejar, te lo prometo. Te amo demasiado. No lo olvides.
-Vale...
-Te amo. Te amo. Te amo.
Me lo sigue repetiendo hasta que mi respiración se calma y mis ojos se quedan sin lágrimas.
Me doy cuenta de lo mucho que lo quiero. De lo mucho que le amo. Y me doy cuenta de lo mucho que él me ama a mi.
Teresa y Diana se despiden y bajan a desayunar. Yo me dedico a ordenar las cosas de la acampada mientras que Cristina se ducha. Cuando termina me ducho yo. Después de intentar arreglarnos un poco la cara de muertas que tenemos bajamos a la piscina con las gafas de sol puestas.
Vemos que Daniel y Javier también están allí, tumbados en unas hamacas. Hay unas cuantas hamacas libres a su lado así que cogemos una para cada una. Ellos también llevan las gafas de sol. Nos damos cuenta por las muecas de sus caras que están dormidos.Cristina y yo nos echamos a reir. Cogemos una vaso de agua cada una y se los echamos en la cara. De repente de despiertan y se levantan de un salto. Nos echamos a reir sonoramente mientras ellos nos miran malhumorados.
-Idiotas-masculla Daniel.
-¿Has visto...el...salto...que han dado?-casi no podemos ni hablar de la risa.
-Sí...
Entonces nos cogen en brazos y corren a la piscina y nos tiran con ropa, gafas de sol y toalla(que nos a dado tiempo a dejar) incluida.
Cuando sacamos la cabeza todo la gente que hay en la piscina nos mira.
-¡¿Estais mal de la cabeza?!-grita Cristina.
Yo me rio. Miro la toalla empapada y la saco de la piscina. Me quito la ropa y las gafas y las dejo en la hamaca. Me tiro a la piscina y voy a por Javier. Cristina sigue gritando a Daniel ya que esos pantalones suyos destiñen o nosequé. Intento hacerle una aguadilla a Javier pero me coge por la cintura y me tira lejos de él. Vuelvo a ir hasta a él para intentar ahogarle otra vez pero me coge por las muñecas, se acerca a mi y me besa. Correspondo su beso de buen agrado y luego consigo librarme las muñecas y le consigo hacer la aguadilla. Voy a huir pero me coje del tobillo y me hunde con él. Le saco la lengua debajo del agua y subo a la superficie. Él sube conmigo y me dedica una de sus sonrisas radiantes. Le vuelvo a besar.
Luego nos salimos del agua y nos tumbamos los dos en una hamaca tras debatir si aguantará el peso de los dos. El se sienta con las piernas abiertas y yo delante de él y me apoyo en su pecho. Nos ponemos las gafas de sol.
-He visto tus ojeras, son peores que las mías.-le digo.
-Mentirosa, ahora que se te a ido el maquillaje he podido comprobar que no.-me dice.
-No se por qué se me habrá ido el maquillaje, yo no pensaba meterme en la piscina.
-Pobre, yo tampoco pensaba acabar mojado.
-Pobre, te has quedado dormido en una hamaca, que poco aguantas la fiesta.
-Habló la que las aguanta peor que yo.
-Já.Ahora solo me duele levemente la cabeza.
-Es lo que tienen los gelocatiles.
-Apuesto a que no te has tomado uno.
-Apuesta ganada, no lo necesito.
-Ya claro, evitaré gritarte.
-Me parece bien.
-Vale, pero no me grites tú tampoco.
-Acepto el trato.
Sonrío.
-Dime...¿cuánto dormiste ayer?-le pregunto.
-Menos de una hora.
-¿No te dormiste en el tren?
-No, pero vi como dormías tú.
-¿Interesante?
-No me interesó hasta que susurraste mi nombre.
Se me tensaron todos los músculos.
-¿A...sí?
-Sí.
-Casi siempre hablo en sueños.
-¿Y es bueno que hayas dicho mi nombre?
Sonrío relajada.
-Sí, claro que sí.
Me besa en la cabeza.
-Te quiero.-me susurra.
Vuelvo a sonreir.
Seguimos así tumbados en silencio. Oigo su corazón. Con ese ritmo lento y relajado, pero constante me sumo en un sueño.
Me despierto y estoy en una habitación parecida a la que estoy en el hotel solo que más grande. Hay una cama de matrimonio en medio y yo estoy en ella. Oigo sonidos en el baño y entonces aparece Javier.
-Ey!Hola.-le saludo con una gran sonrisa.
Me mira serio. Sus ojos son como un gran vacio. Me estremezco.
-Javier...-empiezo a decirle.
Él empieza a andar hacia el balcón que ahora está abierto. De pronto todo cambia. Antes mis ojos es todo piedra y arena y una gran brecha se abre donde antes estaba el balcón. Javier avanza hacia ella. Grito su nombre desesperada. Corro hacia el pero no avanzo. Luego todo vuelve a cambiar y ante mi hay una acantilado. Javier avanza hacia él. Vuelvo a intentar detenerle, pero mis esfuerzos son nulos. El paisaje vuelve a cambiar. Estamos en la cima de una volcán. Javier avanza hacia el cráter. Sigo gritando e intentando correr. Todo vuelve a cambiar y ante mi me encuentro mi cara. Javier avanza hacia ella. Suspiro de alivio, pero entonces mi cara se deforma y se convierte en la boca de una enorme serpiente con unos colmillos rebosantes de veneno y una enorme lengua bífida. Mi cara refleja horror y vuelvo a intentar detenerle hasta que todo vuelve a cambiar. Todo está negro. Javier está enfrente de mi, me sonríe. Yo le sonrío pero me mantengo cautelosa. Intento avanzar hacia el pero cuanto más intento avanzar más alejado está él. Entonces desaparece en ese abismo negro. Mi garganta suelta un grito desgarrados.
Entonces abro los ojos. Mi respiración es agitada y las sabanas de mi cama están mojadas de sudor. ¿Sabanas?¿Cama?¿Qué hago en mi habitación? Me froto los ojos. Me encuentro con la mirada de Javier. Parece...preocupado.
-¿Estas bien?-me pregunta.
Mis ojos se llenan de lágrimas.
-Has gritado. Estaba asustado. Has empezado a gritar mi nombre desesperada y más cosas como "No, por favor", "No me dejes" y volvías a gritar mi nombre una y otra vez.
Las lágrimas amontonadas en mis ojos caen. Entierro la cabeza en su hombro.
-Tú...desaparecías...yo...-intenté calmarme para completar una frase al menos.-Por favor, prométeme que nos me vas a dejar, por favor.
-No te voy a dejar, te lo prometo. Te amo demasiado. No lo olvides.
-Vale...
-Te amo. Te amo. Te amo.
Me lo sigue repetiendo hasta que mi respiración se calma y mis ojos se quedan sin lágrimas.
Me doy cuenta de lo mucho que lo quiero. De lo mucho que le amo. Y me doy cuenta de lo mucho que él me ama a mi.